Annabelle es retirada de varios cines en Francia por peleas de los espectadores.
La película de terror Annabelle, estrenada el pasado 8 de octubre en Francia, fue retirada de varios cines por los altercados que se producían durante su proyección, a la que acudía un público mayoritariamente adolescente.
La cinta en la que John R. Leonetti narra cómo una muñeca poseída traumatiza a los miembros de una familia, que en una semana ha sido vista por casi medio millón de personas, ha sido desprogramada en distintas salas de Marsella, Estrasburgo y Montpellier.
A los habituales gritos que acompañan este tipo de películas se han sumado en este caso lanzamiento de palomitas, insultos entre los espectadores y peleas que acabaron con asientos arrancados o deteriorados.
"Por motivo de incidentes, la película no será proyectada en nuestro cine hasta nueva orden. Gracias por su comprensión", decía uno de los carteles colgados en un cine de Estrasburgo y difundidos por las redes sociales.
"Es una película que atrae a jóvenes de entre 12 y 15 años, histéricos e incontrolables. Se dicen cosas en la sala, empujan a los clientes y se pelean fuera. Van más para liarla que para ver la película", afirma en el diario Le Monde Frédéric Perrin, director del cine Prado de Marsella, uno de los que han anulado sus sesiones.
Como medida alternativa a su desprogramación, varias salas han apostado por reforzar la seguridad durante sus proyecciones, con un mayor número de agentes o con la decisión de que algunos estén presentes durante la película.
Comentario: Esta película ha logrado causar distintos tipos de emociones en las personas con ansias de conocerla, ya que se trata de una muñeca capaz de cometer actos diabólicos y tormentosos. Es obvia la reacción que muchas personas toman cuando están en estas salas de cine donde es presentada la esperada película.
En mi opinión, toda película con actos simbólicos o referentes a la oscuridad, tienen un "portal", un ambiente, una energía que acompaña todo este montaje. Y por eso las personas no se manejan de la mejor forma cuando es vista. Pues ver un rodaje lleno de maldiciones, peligros, terror y miedo no permite que el espectador actúe de una manera positiva.
Estamos en un mundo que piensa en acabar con la maldad, respondiendo aún con MÁS maldad, y es totalmente erróneo. No hay mejor solución para acabar con ella que una buena conducta frente a un mal acto.
Las personas dispuestas a ver estas películas deben ser más responsables consigo mismas y con su entorno, para no afectarse a sí mismo y a los demás.